Por fin hemos salido. Nos encontramos en algún punto intermedio sobre el océano. La altura es superior a la deseada por alguno. Hace una hora atravesamos la borrasca que os visitará el fin de semana.
Me acordé de Toni, con su fobia a los aviones. Yo me sentía más bien como si tuviera 20 años, en aquellos trenes azules que nos llevaban a la facultad, llenos de gente y movimiento. En ellos yo leía, como hoy. Leí allí casi todo lo que he leído nunca, y es que 3 horas diarias de tren dan para muchos libros.
Como preparación al viaje, he aprovechado un regalo. De un tirón me he recorrido la provincia de Guadalajara de la mano del mismo amigo que me la presentó hace 15 años. Yo, que soy más de granitos, he decidido acudir a él, siempre de caliza, para tener claro de dónde vengo. Tiempo tendré en este viaje de saber a donde voy.
Algunos de los paseos, incluso el último, ya lo habíamos recorrido juntos él y yo. Este librito me ha traído gratos recuerdos.
Ahora que sigo en el avión me sumerjo en José Hierro al llegar a la costa del Canadá. En él me encuentro con una cita de Nietzsche: "Consideramos la ciencia con la óptica del artista y el arte con la óptica de la vida". Si ya sabía que yo acabaría abrazad a un caballo.
martes, junio 24
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario